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15 may 2011

dreaming editions - prólogo


Hoy es el duodécimo día que me despierto empapada en sudor.
Otra vez el mismo sueño.
Te veo de lejos, y tú levantas la mano, saludando. No sé si me dices adiós, o si de lo contrario, me invitas a ir a ti. Pero nunca lo descubro, por que empiezo a caminar y el camino se convierte en una escalera de caracol interminable. En la entrada hay colgado un cartel que reza "269 escalones. Gente con problemas de corazón abstenerse. Ascensor a la derecha". Y yo miro a la derecha y veo una cola sin final de gente muy desagradable que se apiña y empuja en un metro cuadrado para llegar. "No importa ni cómo ni cuánto, lo más importante es llegar arriba" me susurra un señor con los dientes negros y aliento alcohol. Entonces yo sacudo la cabeza, y me miro las manos. "Tienes unas manos muy bonitas".. sin saber a que viene esta reacción de autoindulgencia, levanto la cabeza y digo "Mi corazón está sano, vayamos allá".

Subo las escaleras como bailando claqué. Sin pausa, con prisa. Quiero llegar rápido arriba y poder saludarte, y contarte todos los personajes que vi allá abajo, y poder decirte que te he echado de menos. Quiero escribir cada letra, y poder redactar más historias como las que escribimos. Tengo recopiladas todas las hojas. Ya te dije que algún día tendrían la tapa de un libro.
Pero las escaleras no terminan. Y me empieza a faltar el aliento, a flojear las piernas. Pero no paro, por que no quiero parar. En algún punto aparece mi mejor amiga y lleva unas alas de ángel muy horteras con purpurina, me guiña un ojo y yo me desternillo de la risa olvidándome por un momento del dolor de las piernas, de mi boca seca, de la falta de aire. Me da la mano con un papel y un vaso de agua. "Bebe" y dándome un abrazo desaparece. Entonces yo abro el papel, y el papel tiene escrita una frase en inglés que dice "you are such a real thing" (eres muy real). No entiendo muy bien a qué se refiere, pero sonrío y me meto el papel en el bolsillo. Es cuando, de repente, me miro los pies y veo que mis bailarinas se han convertido en aquellas plataformas de Miu Miu tan bonitas de hace dos temporadas, las que tienen el fondo azul y las gaviotas rosas. Y pienso, "joder, para tener prisas por llegar arriba estás un poco superficial , no? " Así que sigo caminando.

En todo este transcurso ya no me acuerdo de tu cara, casi ya ni del saludo. Es sólo el recuerdo de él lo que me hace continuar y seguir batallando. Justo entonces me viene a la mente esa poesía de William Blake del cementerio. Es muy bonita, y pienso que cuando llegue me la voy a aprender de memoria.


Me da el último empujón un chico extremadamente guapo por que ve que flojeo, le digo " gracias". Me sonríe y me dice que si cuando lleguemos arriba tengo tiempo que nos tomemos un vino juntos. Suelto una carcajada, le digo que quizá no me sobre tiempo por que lo gasté justo antes de llegar ahí. Y continúo. De repente veo la puerta de salida. Es amarilla y tiene un cartel colgado que dice SUERTE/PELIGRO (qué narices significa eso !? ). La abro.
Y por fin respiro.
Hace sol. Corre el aire.
Es una terraza enorme y veo toda la ciudad de Londres desde ella. Pero miro a un lado, miro a otro lado. Te busco. Y ya no estás. Ya no estás. Ya te has ido.
Y es entonces cuando me despierto. Completamente empapada en sudor.

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